04 Jul
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La Biblia nos enseña la importancia de ser diligentes. Proverbios 12:24 dice: "La mano de los diligentes gobernará, pero la negligencia termina en trabajos forzados". Ser diligente significa esforzarse, esmerarse, ser eficaz y hacer las cosas bien.

¿Por qué evitar la pereza?

La pereza nos impide alcanzar metas y vivir plenamente en el Señor. Acompáñame en la lectura de este pasaje bíblico. Proverbios 6:6-8 nos dice: "Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni soberano, prepara en el verano su comida, y en el tiempo de la ciega guarda su sustento. ¿Hasta cuándo dormirás, oh perezoso? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?" La hormiga trabaja duro y es un ejemplo para nosotros.

Si lleváramos esta historia que nos cita proverbios a los tiempos actuales, podríamos ver al perezoso en las grandes cantidades de tiempo que pasamos en redes sociales, deseando y viendo cosas extraordinarias como paisajes, autos, casas, cuerpos saludables y hasta asignaciones ministeriales. Sin embargo, no tomamos acción, ni planificamos, ni somos diligentes para lograr que esas cosas que muchas veces anhelamos sucedan.

En una sociedad digitalizada, donde constantemente recibimos información en nuestros teléfonos celulares, es muy fácil distraernos y, sin querer, perder la noción del tiempo sentados frente a nuestras pantallas. Caemos lentamente en un estado de pereza, donde la queja se convierte en uno de los lenguajes más frecuentes. Entramos en el estado de desearlo todo, pero no trabajar por nada.

Debemos formarnos, prepararnos, entrenarnos y ser diligentes en aprender y emprender. Debemos ver ideas de negocios y ser diligentes en ponerlas en marcha y hacer buen uso de los recursos que el Señor nos dio para administrar. Como hijos de luz, no podemos estar dormidos. Tenemos un propósito en esta tierra, que es alumbrar con la luz de Cristo a todos, en todas partes. Entendemos que ya no vivimos para nosotros mismos, sino para Su gloria.

Debemos, como hijos de Dios, ser prontos, diligentes y hábiles, ya que todo lo que hacemos no lo hacemos para nosotros, sino para el Señor. Colosenses 3:23 nos recuerda: "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres". Este versículo nos insta a ser siempre prontos y eficaces en lo que hagamos, porque esto también honra al Señor.

Es sumamente importante que nuestra comunión con el Señor sea real y práctica, ya que ser diligentes a Su voz puede cambiar la realidad de una persona, de una familia, de una ciudad y de una nación. Ser diligentes al corazón del Padre nos llevará a ser altamente efectivos en la toma de decisiones.

Por eso te invito a reflexionar sobre la cantidad de tiempo que dedicamos a cosas que no nos permiten ser diligentes ni productivos, y que constantemente nos desvían de los propósitos del Padre. Que nuestra oración diaria sea que Él nos guíe a toda verdad y no poner en juego su dignidad con oraciones desalineadas a Su corazón.

3 consejos para ser más diligente

- Establecé metas: Tener objetivos claros te ayuda a mantenerte enfocado.

- Planificá tu tiempo: Usá una agenda o una aplicación para organizar tus actividades, pero siempre dale prioridad al Señor.

- Recordá la motivación: Todo lo que hagas, hacelo para Dios. Colosenses 3:23 dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.

Propuesta: Elegí una meta y planificá cómo vas a lograrla esta semana.

Que el Señor sea siempre nuestra prioridad y podamos ser diligentes a Su voz. Necesitamos accionar en lo que Él quiere de nosotros. El tiempo es hoy, empieza con lo que tienes. Eclesiastés 11:4: "El que al viento mira, nunca sembrará; y el que mira a las nubes, nunca segará".

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